He escrito en la crítica para Muzikalia del Cronolánea, el último disco de Lori Meyers, que desde que los granadinos comenzaron a parecer más a Los Ángeles que a Los Planetas, algunos se lamentaron añorando la frescura y descaro que hacía de Viaje de Estudios un disco adictivo. Otros sin embargo, alabaron sin ambages el corte clásico de las canciones de Hostal Pimodán, prefiriendo la elegancia de un sonido que recuperaba lo mejor de los grupos españoles de los 60.
Y mientras nosotros nos podemos pasar una eternidad discutiendo, ellos siguen creciendo. Discográfica nueva (una filial indie de Universal), reedición del Hostal Pimodán, mil conciertos y sobre todo, un nuevo y flamante tercer trabajo. Cronolánea es un misterioso juego de palabras que en palabras de Noni significa “la línea de tiempo perfecta que expresa el recorrido de un grupo en un periodo de tiempo”. En la práctica, es una hábil combinación de los mejores momentos de sus dos discos anteriores, la fuerza del debut y la elegancia de la madurez. Todo ello actualizado gracias a un tamiz de power pop y de rock en el que mucho tiene que ver el trabajo en la producción de Ken Coomer (que fuera batería de Wilco y Uncle Tupelo).
En directo, y tal y como pudimos comprobar ayer en la Sala Joy Eslava de Madrid, Cronolánea es un disco lleno de energía que gana enteros con el contacto con el público. Sobre todo con la nueva formación de Lori Meyers. Los granadinos han incorporado una guitarra más (ya son tres), y una batería adicional (Antonio, el road-manager), lo que les permite, literalmente, arrollar sobre el escenario.
El concierto comenzó como el disco, con “Intromisión”. Noni, con muchas ganas de agradar a los cientos de fans que abarrotaban la sala (algo no habitual cuando tocan grupos españoles), estaba completamente feliz y lo demostraba sin rubor dedicando canciones y repartiendo agradecimientos. Mientras, el concierto gana voltaje y las canciones del Cronolánea, “Copa para dos”, “La búsqueda del rol”, “El secreto mejor guardado”, se alternan con hits del pasado , “Ham a cucko”, “El aprendiz”, “Dilema”.
Las más celebradas: entre las clásicas, “Tokio ya no nos quiere” y “La mujer esponja”; entre las nuevas, “Luciérnagas y mariposas” y sobre todo, por encima de todas, “Luces de neón”, con la mitad del público desgañitándose para corear el estribillo.
En el bis, un momento precioso, “Saudade” (cantada por Alejandro y acompañada al teclado por Noni), más calor, “Alta Fidelidad”, y por fin el éxtasis: “Viaje de Estudios”. Después de otro pequeño descanso, “La pequeña muerte” engarzada con “Let it be” de los Beatles. Ha sido un repertorio largo y generoso, pero en una noche como esta, no va ser suficiente.
Terminada la canción, se encienden las luces y Lori Meyers, abrazos sobre el escenario, saludan la ovación que les brinda el público con una sonrisa en la boca. Parece que quieren marcharse pero no pueden. Vuelven a amagar con irse, pero de allí no se mueve nadie hasta que vuelven a salir por tercera vez y, pletóricos una vez más, bordan “La Caza”, versión de Juan y Junior.
Más información:
24 April, 2008 at 10:06
A tope con los Lori Meyers.
25 April, 2008 at 17:05
Grande Espejo!!!!!!!!!!!!