Deseo que no dentro de demasiado tiempo podamos hablar de la crisis como un mero recuerdo desagradable, y no como una realidad dramática. Y en esta futura conversación hipotética, sin ánimo de criticar a nadie, podríamos comentar lo curioso que resultaba que, en el peor momento para la cultura de los últimos muchísimos años, los festivales “indies” se multiplicaran y en casi cualquier municipio español se organizara un sarao con el Lori Meyers o Supersubmarina de turno.
Lo mejor para esta charla, es que la tuviéramos, por ejemplo, en una de las barras del Ebrovisión 2016 o 17, con una de sus cervezas de dos euros (que es lo que debería valer en todos los eventos similares). Para terminar, lo mejor sería brindar por los festivales que merecen la pena, los que como el de Miranda, crisis o euforias mediantes, siguieron a lo suyo haciendo las cosas despacio y bien, y a los que querremos seguir yendo siempre, aun cuando nos hagamos mayores.
Y ya que hablamos de brindar en el futuro, deberíamos empezar por hacerlo en el presente por la última edición del Ebrovisión, la que el sábado hizo “sold out” por primera vez en la historia del festival, gracias a Vetusta Morla, y, sobre todo, a una insuperable relación entre carácter, calidad, comodidad y precio.
Creciendo paso a paso, sin renunciar, pero tampoco entregarse del todo al indie de fácil digestión (este año los ya mencionados Vetusta Morla, Izal y Second), y siempre dejando espacio para apuestas interesantes (Belako, French Films y Reptile Youth), el Ebrovisión ha cerrado su edición más popular.
Como novedad, han ampliado la carpita situada fuera del recinto que tradicionalmente servía para amenizar con Djs los tiempos muertos entre conciertos, que ya se ha convertido en un escenario alternativo.
Por lo demás, sonido, transporte, comida popular, djs de madrugada, todo ha funcionado tan bien como es habitual.
En cuanto a lo musical, yo no puedo con Second, Izal o Vetusta Morla, pero es imposible negar que dieron buenos conciertos, y que resulta entretenido simplemente ver disfrutar al público. Sobre con Pucho, cuyo histrionismo cada día conoce menos límites.
En mi opinión, mejor papel han hecho Belako, El Columpio Asesino y León Benavente. Quizás los tres grupos nacionales más en forma del verano. Los bizkaínos, ruido y melodía, no inventan nada, pero no hay grupo en la actualidad que suene igual. Con la edad que tienen, pueden llegar donde se propongan. Lástima que no estén (o les estén) moviendo el disco como debiera. No hay prácticamente festival donde no hayan tocado este verano El Columpio o León Benavente para disfrute de quienes hayan tenido la oportunidad de verles. Con Ballenas muertas en San Sebastián, Los navarros han sumado artillería a su ya de por sí bien nutrido arsenal. Una apisonadora con la que ahora mismo solo pueden competir Triángulo de Amor Bizarro. En cuanto a León Benavente, prefiero verles en sala, pero su directo en festival es tan impecable como su primer disco homónimo, y “Estado Provisional”, es sin duda la canción del verano.
El plato fuerte de ambos días han sido los grupos extranjeros, French Films, Kakkmaddafakka y Reptile Youth. Los primeros han sido los más elegantes del fin de semana, pero quizás también algo fríos. Los dos últimos han reventado el Multifuncional de Bayas. Con propuestas estilísticas cercanas y dominadas por el hedonismo, los primeros con las banderas y los gogós, y los segundos con el derroche de sudor, han marcado diferencias.
Sin duda, otro Ebrovisión para recordar y ya van 14.
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2 July, 2019 at 16:54
Buena crónica de un conciertazo. Saludos.
23 October, 2020 at 11:46
Este fue un buen artículo, me gusta