[Publicado en Muzikalia] Notable sabor de boca el que nos ha dejado el BIME, la primera feria dedicada a la industria de la música celebrada en Bizkaia, tradicional referente fabril de Euskadi y España, que quizás pueda encontrar en la cultura el terreno propicio para encabezar una nueva reconversión fundamental en estos tiempos. De momento, ya cuenta con Last Tour International, la primera promotora musical del país y organizadora de un evento que esperemos se consolide en el tiempo.
La feria ha terminado por todo lo alto con un festival de dos días al que, según datos de la organización, han asistido 8.000 personas por jornada (fundamentalmente locales y el viernes seguramente algunas menos). Los conciertos, como el resto de actividades, se han celebrado en el BEC, un amplio espacio ferial que ha permitido disfrutar de los directos con absoluta comodidad. Salvando algún problema puntual con rebotes en el sonido de un par de escenarios y los controles de objetos al cambiar de escenario (¿no se podía haber puesto un solo filtro a la entrada del BEC?), la organización ha sido impecable.
Musicalmente, la amplísima oferta, que se presentaba tan heterogénea como suele ser habitual en el Bilbao BBK Live (aunque con algún relleno de más), ha funcionado de forma más que solvente dejando momento brillantes como los que han protagonizado Patrick Wolf, Gossip o unos inmensos Mercury Rev.
Viernes
Aprovechando el generoso espacio disponible en el BEC, el festival se organizó de forma muy parecida al Primavera Club, con un escenario principal, dos secundarios (uno de ellos dedicado a propuestas de Euskadi) y un auditorio. En este último espacio Jay-Jay Johanson repasó su última creación, Cockroach, con una puesta en escena absolutamente minimalista (voz y piano/teclado). Alejado de su pasado más electrónico, quizás le falte algo de chispa, pero le sobra belleza.
En el mismo escenario, Los Evangelistas comenzaron con su Homenaje a Enrique Morente, con Antonio Arias y J alternándose en protagonismo. Mediado el concierto, hizo su aparición Soleá Morente, para dar paso a su Encuentro, y aumentar el interés del repertorio que estábamos escuchando. A mí Los Evangelistas en solitario se me atragantan porque no tienen ni la fuerza de aquel Omega de Lagartija Nick ni la sencillez de Los Planetas cuando experimentan con el cante popular. Con Soleá, a pesar de que no tiene la voz de su hermana, las canciones ganan carácter e incluso permiten momentos emocionantes como los de “Yo, poeta decadente”.
El primer y casi único gran nombre de la noche, Manic Street Preachers no defraudó a su público con un show plagado de tics de rock de estadio. Combinando canciones de su último trabajo (Rewind The Film. 2013), con viejas glorias, sobre todo sacadas de aquel resultón This Is My Truth Tell Me Yours (1998), los galeses construyeron una propuesta tan potente como decadente. Lo mejor al final, el mensaje, hoy más vigente que nunca, de “If You Tolerate This Your Children Will Be Next.”
Patrick Wolf ofreció una delicia de actuación, entre la indietrónica y el barroco, acompañado de piano (él mismo), violín, arpa y metal. Sofisticación y delicadeza para un concierto redondo.
Es prácticamente imposible que si eres fan del indie noventero (Sonic Youth, Teenage Fanclub, Pavement), no te gusten Yuck, londinenses de bagaje y capacidad de mimetismo impecables. Obviando que no dejan de ser el resultado de una coctelera gigante llena de buenos ingredientes, afortunadamente en sus dos discos hay suficientes canciones con mérito propio, por lo que no pierden interés. En directo les falta algo de chispa y un par de velocidades, pero aun así, siempre son apetecibles.
Y mientras Yuck daban clase de ruido y melodía en el escenario principal, McEnroe, otros que pueden opinar bastante bien del tema, y desde un punto de vista mucho más personal, llenaban el espacio dedicado a los grupos de casa. Sin embargo, y quizás por la hora y porque al día siguiente viajaban a Valencia, reservaron fuerzas y ofrecieron una actuación alejada de su mejor nivel.
Como fin de fiesta elegimos a The Asteroids Galaxy Tour un grupo estupendo para amenizar una fiesta con ciertas pretensiones de sofisticación en lo mejor del barrio de Salamanca de Madrid, pero que a nosotros nos hizo salir a la carrera hacia la cama, sobre todo porque la alternativa era Anai Arrebak, una indescriptible mezcla de rock, glam y hip hop con un teclista que no tocaba y solo bailaba como una gogó enferma de ataxia.
Sábado
El sábado lo empezamos con los amables navarros Wilhelm & The Dancing Animals. Lo de amables lo digo más que nada por la música, porque personalmente no les conozco. Pop vegano o folk eléctrico pueden recordar en las pretensiones épicas a Arcade Fire, aunque su referencia más cercana puedan ser los antiguos Hola a Todo el Mundo. En directo estuvieron divertidos y contundentes, y quizás fueron lo mejor que pasó en todo el fin de semana por el escenario Euskadi.
Si bien Mercury Rev nunca han llegado a separarse, la sombra de aquel magnífico Deserter’s Songs de 1998 (precisamente el mismo año del mejor disco de Manic Street Preachers), es tan alargada que parece que desde el siglo pasado no han vuelto a hacer nada. Por eso su regreso a los escenarios ha venido acompaña de cierto tintineo de monedas, que al menos en Bilbao se empeñaron en acallar a base de guitarrazos. Tan desatados y densos que por momentos se acercaron a My Bloody Valentine, los de Buffalo se centraron en su mejor disco para ofrecer la que fue la mejor actuación del festival.
Mientras tanto, en la otra esquina del pabellón, The Wedding Present que no son precisamente Los Fresones Rebeldes en cuanto a decibelios y distorsión, se quedaron a medias, al menos por comparación con Mercury Rev. También aseguraron el bolo tirando de clásicos, pero no llegaron a despegar como nos tienen acostumbrados.
El concierto que más expectación despertó fue el de Gossip y su evidente indie bailable, aderezado por el carisma indiscutible de Beth Ditto. Dedicó la primera parte del concierto a su último y más prescindible disco, y aumentó el ritmo de la segunda con la parte más reconocible de celebrada de su discografía. Más o menos conocidas, a mí todas las canciones me sonaron tan idénticas, que el único interés que tuvo el concierto a partir de la tercera o cuarta fue escuchar los chistes de Beth sobre Lady Gaga o el corte de pelo de los bilbaínos. No obstante mi opinión y evidente cara de desagrado, el público lo pasó en grande y “Standing In The Way Of Control” fue el momento más celebrado del fin de semana.
Dicen por ahí que cuando no tienes nada bueno que decir de alguien, mejor quédate callado. Por eso siempre evito ver a Supersubmarina. Por eso el sábado, sabiendo que tocaban sobre las ocho, decidí aparecer en el BIME una hora más tarde para no coincidir. Pero resulta que Everything Everything cancelaron así que contra, digo reprogramaron a los de Baeza a las dos de la mañana, así que les tuve que escuchar, aunque fuera desde lejos. Confirmado, mejor me quedo callado.
Fotos del viernes y del sábado:
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Escrito por Iñaki Espejo-Saavedra el 26 November, 2013
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