Cuando en cualquier país y época se destaca musicalmente una época, siempre salen a relucir los programas de televisión que fueron testigos y correa de transmisión de las bandas protagonistas del momento. En España, el mejor ejemplo es la Movida, que tuvo una repercusión televisiva relevante y variada: Musical Expréss, Popgrama, y sobre todo, La Edad de Oro (aunque con un contenido no solo musical). Sin embargo, lo más habitual es que la televisión, al menos la española, ignore la actualidad musical y se dedique a otros menesteres más productivos en términos económicos como son los relacionados con el análisis de la vida y miseria de los famosos. Pero no se equivoquen, el problema no está en las cadenas, mercenarias del ocio al servicio de cualquier patria que genere share y publicidad, sino en unos espectadores que dedican más tiempo a enterarse con quién se acuesta menganito que a conocer el programa electoral del partido al que votan.
Por eso tiene mérito que en estos tiempos de crisis general y publicitaria en particular, Canal +, con el apoyo de San Miguel, apueste por emitir Un lugar llamado Mundo, formato dedicado a la música, que incluye conciertos y entrevistas. Ayer estuvimos en la grabación del último programa de primera temporada, con Bombay Bicycle Club, Supersubmarina, Carla Morrison, The Strypes y Ocean Color Scene como cartel, disfrutando de un proceso lleno de ritmo, bastante parecido a un directo.
Los grupos tocan dos o tres canciones y colaboran de forma algo improvisada, y entre las actuaciones Javier Limón, conductor del programa en su versión radio les hace una entrevista. No quiero opinar sobre su trabajo en general, porque no tengo conocimiento suficiente, pero al menos ayer, el ganador de varios premios Grammy Latino por sus trabajos flamencos se cubrió de gloria. Las entrevistas fueron insulsas a más no poder, y el producto de profesión dejó algunos momentos estelares como cuando no supo pronunciar el nombre de Paul Weller, no pudo nombrar a un solo grupo irlandés, o no entendió parte de su conversación con Simon Fowler. Las conversaciones con The Strypes y sobre todo con Ocean Color Scene son dignas de enmarcar, no se las pierdan.
En cuanto a música, la noche nos dejó un rato divertido con Bombay Bicycle Club, la energía y el talento milimetrado de The Strypes y los hits inmortales de Ocean Color Scene. Supersubmarina me parecieron una broma de dudoso gusto, y Carla Morrison una gran artista con tanta voz como falta de equilibrio con el resto de elementos de su música.
Mientras nos dejen ir, no nos perderemos una sola grabación.
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Escrito por Iñaki Espejo-Saavedra el 15 November, 2013
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