¿Dónde vas FIB? , escribe Jorge Salas para cerrar el blog de este año de Muzikalia sobre Benicassim. Yo aún diría más, ¿dónde has ido ya FIB? Porque el camino casi se ha culminado. La respuesta es evidente, a donde quería quien invirtió un dineral en comprar el festival, Vince Power: un festival con un cartel diseñado para británicos con ganas de marcha, que a duras penas mantiene una pequeña cuota dedicada a quienes fueron los responsables de crear el mito Benicassim, los indies nacionales que poblaron las primeras ediciones del festival.
En realidad, el final del viaje no está tan mal, sobre todo para el empresario. Garantiza 40.000 personas de media diaria incluso en una edición con solo dos cabezas de cartel para cuatro días (The Stones Roses y Bob Dylan), y, teniendo en cuenta que a la mitad del mainstream de UK aquí lo llamamos música alternativa, siempre asegura un buen puñado conciertos interesantes. Sin embargo yo poco a poco voy perdiendo la conexión emocional. Apenas he escuchado pinchar una vez a Los Planetas (incluso los Djs nacionales han hecho sesiones para guiris), salvo Joe Crepúsculo y La Casa Azul todos los grupos nacionales han tocado a la hora de la siesta, y cada vez es más difícil coincidir con gente asidua a conciertos durante el resto del año o hablar con alguien que no sea de Sheffield o Glasgow.
De todos modos como te digo una cosa, te digo la otra. No sé durante cuanto tiempo más, pero sigo estando enganchado al FIB. He estado en prácticamente en todos los festivales que se celebran en España y de entre los grandes, solo Benicassim es diferente. El Primavera es ahora el número uno induscutible gracias a un cartel demoledor, pero lo siento, aún tiene la mitad de personalidad que el FIB y no creo que llegue a mucho más antes de que lo vendan. El único día con gracia es el sábado de Coco. El resto de días puede ser cualquier festival en cualquier sitio del mundo. Benicassim es lo contrario, desde el primer minuto del jueves se puede percibir una personalidad en forma de atmósfera de hedonismo que lo impregna todo. Si además los conciertos acompañan, la mezcla es insuperable.
Es cierto que a primera vista aquello puede parecer Lloret de Mar, pero es fácil comprobar que la gran mayoría de los sajones que pueblan el FIB simplemente quiere divertirse con poca ropa y sin molestar demasiado. Por supuesto que hay excepciones, y hay que tener cuidado en las primeras filas de los grandes conciertos, pero como en todo en la vida, siempre hay gente y lugares menos recomendables. La solución es evitarlos. En el FIB tanto los unos como los otros son anecdóticos.
Y así, entre conciertos, djs, torsos y bikinis pasan los cuatro días, que salvo accidente, terminan siempre entre amigos y conocidos, unos tratando de ligar (imposible), otros apurando el penúltimo cubata o la última raya, y todos felices pensando que en no en muchos sitios se puede ver amanecer escuchando buena música entre miles de personas, mientras recuerdas que hace apenas unas horas seguramente hayas visto uno o varios conciertos memorables.
Veremos si puedo decir lo mismo el año que viene, de momento me han llegado un par de rumores raros, espero que haya sido una falsa alarma.
Para el blog de Muzikalia.
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18 July, 2012 at 13:55
totalmente de acuerdo, he pasado por varios festivales y como festival grande donde disfrutar a saco me quedo con el FIB.