Crónica de concierto de Airbag y Los Nikis en la Sala Heineken

Me gustaría poder hacer una crónica tan directa y divertida como fueron ayer los conciertos de Airbag y Los Nikis. Pero seguro que al final termino aburriendo, aunque sea por un momento, y por tanto no haciendo justicia al salvaje espectáculo que pudimos ver en la Sala Heineken.

Airbag llegaban a Madrid para presentar su quinto y flamante disco, Manual de Montaña Rusa, un trabajo que mantiene intacta la energía, ganando en sosiego y elaboración.

Antes, una sorpresa histórica, Los Nikis como teloneros. El rumor llevaba varios días recorriendo los foros de fans del grupo y del punk en general, pero hasta que los Ramones de Algete salieron al escenario, nadie se lo podía creer. La insistencia de Joaquín y las magníficas relaciones que mantienen los padres espirituales de pop punk español con los grupos que les han sucedido, lo hicieron posible.

Fue una mini actuación -“Silvia Sobrini”, “El Imperio Contraataca”, “Salvaje Pasión”, “La Naranja no es Mecánica” y “Diez Años en Sing-Sing”-, que desde la primera nota desató la alegría colectiva. Todas las canciones, míticas para sus fans, fueron una locura de saltos y cánticos desenfrenados, aunque quizás destacaron especialmente “El Imperio Contraataca” y “La Naranja no es Mecánica”, con recadito incluído (en vez de vagabundos, Emilio cantó indignados y perroflautas).

Es curioso comprobar las canciones de Los Nikis (el punk en general), aunque pasen años y años, mantienen intacta su fuerza y vigencia, sobre todo si sus intérpretes, aunque ganen canas, no pierden potencia. Ojalá se planteen volver de verdad, por lo menos para una gira.

Tras Los Nikis, los mejores de sus sucesores mantuvieron el ritmo y el nivel. Para ello fueron combinando sus nuevas canciones, más power pop, con sus trallazos punk más celebrados, sobre todo de ¿Quién Mató a Airbag? y Altodisco (“Septiembre aún es Verano”, “Coleccionista de discos”, “Cubo de Rubik”, “Spoiler” o “De un verano a otro”).

Arropadísimos por una auténtica legión de incondicionales que no pararon ni un minuto de cantar y pegar botes, los malagueños convirtieron la sala en una ola que subía y bajaba al ritmo de sus guitarras.

La masa entusiasmada solo se rompía cuando, con toda naturalidad, chicos y chicas indistintamente se aupaban escenario para saltar y surfear entre el público, mientras Adolfo, Pepillo y Jose Andrés seguían descargando temazos como si tal cosa. En el bis, versión de “La Chica de Mel” de los Flechazos, y locura final con “Tus rechazos golpean dos veces”, “Territorio Dagger” y “Comics y Posters”.

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