Pasado el fenómeno Coldplay, una de las incógnitas del segundo día del Bilbao BBK Live era conocer el impacto real que sobre el aforo había tenido la banda de Chris Martin, es decir, cuántos de los 37.500 que abarrotaron Kobetamendi el jueves, se quedaban el resto de un fin de semana desprovisto de bandas masivas. Como ya intuíamos en vista de la presencia abrumadora de pulseras, ayer el BBK Live aguantó el tirón con 30.000 espectadores y confirmó las primeras sensanciones, la mayor parte del público ha venido al festival, no a tal o cual gran concierto.
Como no hay mal que por bien no venga, el ajuste de público sirvió para equilibrar la capacidad de algunos servicios como los autobuses o los baños, que ayer ya no sufieron las colas del jueves. La única pega es que, después de amagar varias veces, por fin llovió con ganas (sin llegar a lo de REM de hace unos años) mientras tocaban Kaiser Chiefs, lo que hizo que al terminar el concierto las escasas carpas del recinto se llenaran a reventar. Para el próximo año, aumentar la capacidad de la carpa de los djs y habilitar alguna zona adicional cubierta, pueden ser buenas ideas.
Aunque terminó lloviendo, el día comenzó con sol, calor y un conciertazo de Noisettes en el que predominaron los tintes soul entre los varios que forman su curiosa propuesta que mezcla cabaret con indie y música negra. Además Shingai Shoniwa es una delicia encantadora que canta, toca el bajo y anima de tal forma que el tiempo se pasa volando. Como ahora veremos, siempre es complicado programar las primeras horas de cualquier festival. Si pones algo animado queriendo empezar con fuerza, algunos dirán que no pega a esa hora; si te decides por cosas tranquilas queriendo reservar la artillería, otros te acusarán de haberse dormido. Como en todo, supongo que la virtud será el equilibrio que ayer tuvo nombre propio, soul y Noisettes.
Decía que es complicado programar para las horas de luz porque The Mars Volta fueron ejemplo perfecto de un bolo que, a media tarde y al sol, se atraganta. Psicodelia a toda pastilla, graves atronadores y canciones de desarrollos largos no son la mejor opción para esas horas, y eso que los texanos demostraron con creces la calidad que atesoran.
Tv on the Radio tocaron a continuación en el segundo escenario pero hubieran merecido escenario grande y mucho más tiempo. Los de Brooklyn hicieron un setlist muy corto pero absolutamente intenso y prácticamente perfecto. Como tocan, como suenan y que grandes son sus canciones. En tono rockero, combinaron lo mejor de su último disco Nine Types of Light (“Caffeinated Consciousness”, “Repetition” o “Will Do”) con trallazos del pasado como “Wolf Like Me” o “Staring at the Sun”, poniendo a bailar todo el público y consiguiendo que incluso Shingai Shoniwa se animara a participar del concierto desde la zona de artistas.
Tras su consagración en El Día de la Música, sorprendía ver el nombre de Vetusta Morla escrito con letras pequeñas en la parte del cartel que se disfruta con luz. Sin embargo, los de Tres Cantos, cierren o no los festivales, siguen atrayendo a miles de fans que celebran sus canciones como si no hubiera mañana. Mientras Tv on the Radio hacía uno de los mejores conciertos de este BBK, un par de cientos de personas copaba ya las primeras filas del otro escenario para estar lo más cerca posible de sus ídolos. Pucho y los suyos respondieron con creces. Comenzando de abajo a arriba con “Días Raros” de Mapas, fueron ganando intensidad y, entre la euforia general, dando paso en formato karaoke a lo más celebrado de su repertorio “Copenhague”, “Un Día En El Mundo” y “Valiente”. Pucho, que estuvo más comedido en cuanto a sus bailes estilo Thom Yorke, hizo un par de bromas sin gracia sobre Amy Winehouse y alguna sentida y velada referencia al movimiento #15M. No me gustan y creo difícil cambiar de opinión, pero hay que reconocer que es un grupo coherente que se vacía en cada concierto y que merece todo el éxito que pueda conseguir. Ayer lo lograron otra vez.
Kasabian abrían desde el escenario pequeño el 3-in-a-row británico del festival. Tom Meighan lo tiene que flipar. El año pasado cerró el FIB y este año el Dcode de Madrid, pero en Bilbao tocaban antes que Kaiser Chiefs o Suede. A mí no me parece mal, pero llama la atención. A ellos parece que también les dió igual porque hicieron la misma actuación plagada de hits que comienza con “Club Foot” y termina con “Fire” y que no decae en ningún momento. Tocando más recogidos que en otros festivales en los que les he visto sonaron mejor y más equilibrados. De momento, el tamaño medio creo que es la medida que mejor les sienta.
Suede tenían la difícil papeleta de sustituir a uno de los mayores atractivos del festival, Amy Winehouse. Fue una pena que la británica haya vuelto a la mala vida y tuviera que cancelar su actuación, pero Brett Anderson y los suyos estuvieron a la altura. Escuchar un concierto de Suede o de cualquiera de estas bandas con segunda juventud es siempre peligroso. Puede ser un desastre en el que solo pienses en que segundas partes nunca fueron buenas, o puede ser acierto total recordando viejas glorias. Casi siempre depende de la actitud con la que grupo se tome las cosas y en esas cuestiones Brett Anderson dio ayer una auténtica lección por lo que el concierto fue un éxito. A sus 43 años tiene más fuerza y ganas que cualquier banda debutante, lo que unido a sus tablas, le convierten en un frontman irrepetible e irresistible. Mientras Suede lanzaba hit tras hit, inolvidables “Animal Nitrate” y “So Young”, Brett saltaba y dedicaba un y mil posturas a un público entregado que olvidó encantado su cita con la Winehouse.
Con el ambiente ya caldeadísimo por los buenos conciertos de Vestusta Morla, Kasabian o Suede, los Kaiser Chiefs solo tenía que rematar a puerta vacía y vaya si lo hicieron. Supongo que intuían que no era el momento de estrenar su reciente disco, así que comenzaron con lo mejor que tienen “Everyday I Love You Less And Less” y fueron soltando hit tras hit que la masa celebraba enfervorecida. Comenzó a llover con fuerza pero de allí no se movió nadie porque la gente tenía ganas de saltar y sonaban “Ruby”, “Never Miss a Beat”, intercaladas con alguna novedad más tranquila. Ricky Wilson, muy animado y que tuvo tiempo de hacer un guiño a Amy intercalando el estribillo de “Rehab” en una canción, echaba más gasolina a una mezcla que explotó en un final volcánico con “I predict a riot” y “Oh! My God”. Lo que tiene tocar con el público a favor. Seguramente Kasabian tendrán mucho mejores canciones e incluso mayores hits, pero los laureles se los llevaron Kaiser Chiefs.
Tras los británicos Chk, Chk, Chk hicieron su atractivo show habitual que permitió seguir bailando a todo el que quisiera alargar una noche en la que nosotros nos retiramos para evitar sorpresas en formato resfriado.
Más fotos:
Más información:
9 July, 2011 at 20:24
Totalmente de acuerdo.