Sin grupos de fans en el cartel del sábado, ayer en Cantarranas faltaron los teens del viernes, así que el Dcode recuperó en cuanto a público la fisionomía habitual de cualquier festival. Yo que empecé metiéndome con los adolescentes, luego les eché de menos porque daban bastante color y entusiasmo al festival. A pesar de que faltaron los más jóvenes, hubo más gente en la segunda jornada del Dcode, que ha terminado con unos 23.000 espectadores, diez mil el primer día y trece mil el segundo. En teoría, el recinto de Cantarranas tiene capacidad para veinte mil, pero casi prefiero no comprobarlo porque ayer hubo momentos en los que no sobraba precisamente espacio.
El principal damnificado por el aumento de público fue el suelo, poblado de hierba el viernes, el sábado de convirtió rápidamente en un erial que levantó bastante polvo. Tampoco fue un drama, pero conviene tenerlo en cuenta para el año que viene. Por lo demás, completa normalidad, calor aliviado con sombras o mangueras, bebida en abundancia y bocadillos de chopped a 5 euros, tal cual. Gracias Dcode por cuidar de nuestra línea, pero lo de la comida es otro de los temas que podría mejorar. También, puestos a pedir, ¿un par de djs para después de los conciertos?
En cuanto a música, nosotros comenzamos con Manel, que se defendieron muy bien bajo un sol abrasador (pedían que a ellos también les dieran un manguerazo), con una actuación centrada en lo mejor de su último disco y “La Gent Normal”, la inevitable versión del “Common People” de Pulp.
Sin ver a los catalanes terminar para evitar coincidir con los impostores Jamaica, saltamos a la sombra del escenario Eastpak/Mondo Sonoro para no perdernos un rato de la intensidad oscura y ruidista de Havalina, el grupo de Manuel Cabezalí, entre otras cosas, guitarrista habitual de Russian Red. Por cierto, y ya que hablamos del Mondo, muy buena idea lo de hacer entrevistas en público.
De nuevo al sol continuamos con Blood Red Shoes, una de las maravillas ocultas en el cartel de Dcode, que mezcla con mucha gracia ruido noventero y ritmo post punk para formar un repertorio de lo más ameno. Hubiera preferido escucharles algo más tarde, pero me quedé encantado con la sencilla efectividad de las canciones de Laura-Mary Carter y Steven Ansell.
Tras los británicos volvimos al escenario de Mondo Sonoro para comprobar que Javiera Mena sigue y sigue creciendo. Aunque el sonido no era óptimo la chilena colvió a dar otra lección de drama y pop bailable. De lo mejor y más divertido del festival.
Lo que tiene tener suerte en cuanto a fama en esto de la música. The Vaccines seguramente serán musicalmente inferiores a Blood Red Shoes, pero en cuestiones mediáticas les sacan cinco cuerpos. Son el hype británico oficial de la temporada y su mezcla de indie y garage recuerda a los mejores tiempos de The Killers. Sobre el escenario sacan petróleo a hits bailables como “Post Break-Up Sex” o “If You Wanna”, mientras demuestran que merecen sobrevivir a este verano.
Tras ellos palabras mayores, The Hives y su siempre fulgurante espectáculo de rock y garage lleno de grandes canciones y aderezado con el irrepetible carisma de un desatado Pelle Almqvist. Los suecos son una gran banda, con varios miembros que en sus ratos libres le dan al rockabilly (The Dragtones), y que cuando Pelle tiene el día se convierten en imbatibles. Mientras iban descargando temazos como si tal cosa, Pelle recorría el escenario como un huracán y no perdía detalle de nada. A quien se iba al escenario de al lado a esperar a The Ting Tings le soltaba “¿a dónde vais si no hay nada que ver? Venid aquí que voy a cuidar de vosotros”; se presentó como “la mejor banda de rock del mundo”; consiguió que todo el público del festival se llegara a sentar; y cuando aquello ya se había convertido en una fiesta remató con un “¿os tengo comiendo de mi mano verdad?”. Pucho, toma nota de como se anima un concierto.
Tras el terremoto sueco quien tocara lo iba a tener complicado, pero The Ting Tings se defendieron bien con sus hits clásicos e inevitables y varias canciones nuevas un poco hiphoperas que tocaron acompañados por bailarinas. Sin llegar a romper el festival como The Hives, pero mucho más que dignos.
Los que fallaron en el duelo de hits guitarreros y bailables fueron Kasabian, la teórica cabeza de cartel eclipsada por The Hives. Y eso que comenzaron fuerte con quizás su mejor canción “Club Foot” y Tom Meighan en plan Gallagher. Sin embargo, su mezcla de Oasis y Primal Scream no termina de afinarse. Ni las melodías tienen el carisma de la de los Gallagher, ni los ritmos la contundencia de Bobby Gillespie.
En el otro escenario, de nuevo viaje a Suecia, esta vez con The Sounds y otro cantante, femenina en este caso, desatada. Maja Ivarsson y los suyos, que después pinchaban en una sala madrileña, venían con ganas de sacar brillo a su nuevo disco Something To Die For. Galvanizando la actuación con el poderío escénico de Maja, tuvieron un rato buenísimo pero fueron decayendo porque las nuevas canciones no tienen la fuerza de temazos de antaño como “Living in America”.
Para terminar, lo que prometía ser un huracán, Crystal Castles, que se quedó en una pequeña tormenta tropical porque ayer los de Toronto no tuvieron su día. A Alice prácticamente no se le oía, así que la sensación de angustia que provocan sus gritos combinados con los movimientos que electrocuta por todo el escenario se quedó en nada. Sonaron todos los hits y la gente los bailó con ganas, pero sin la sensación de Día del Juicio final que se vivió por ejemplo hace unos meses en La Riviera. Fuego, pero de artificio. Me temo, y salvo que en el Bilbao BBK Live demuestren lo contrario, que prefiero verles en Sala.
Todas las fotos del sábado:
Especial fotos de Crystal Castles y Alice Glass a tope en el Dcode:
Fotos por Bennet o Flashman.
Más información:
26 June, 2011 at 18:39
Ésta es muy probablemente la crónica con la que estoy más de acuerdo. Kasabian funcionan mucho mejor en estudio que en directo y era inevitable pensar en el torrente de The Hives cuando saltaron al escenario y trazar comparaciones que dejaban en muy mal lugar a Tom Leighan y compañía. Si este hombre dejara de imitar tanto a Oasis y encontrara su propio camino seguro que le iría mejor. Es que The Hives fue espectacular desde el puto principio. Cómo me gustaron…
Crystal Castles me dejó muy frío, la verdad, pero no sabía que Alice Glass iba botella de J&B en ristre. EPIC.
Hablando de Primal Scream. ¿No iríais precisamente con una camiseta de Screamadelica por ahí, no?
Un saludo.
26 June, 2011 at 23:53
Mil gracias por el comentario! No era yo, tengo esa camiseta pero ayer no tocó.
27 June, 2011 at 12:37
Coincido bastante contigo compañero, pero para mí The Vaccines tienen margen de confianza. Son frescos y me gustan esas melodias que en algunos momentos parecen sacadas de la mente de Brian Wilson.
28 June, 2011 at 22:24
Qué hay contra Jamaica??