Hace tiempo que Quico Alsedo no aparecía por la portada de la web de El Mundo, y eso que hace unos días, aprovechando el tirón del nuevo disco de Radiohead, lo intentó con ahínco con un artículo que se define por si solo “Carlos Goñi es más valiente que Thom Yorke”.
Esta vez, y quizás porque no hay mucho más que poner, nuestro tertuliano musical favorito lo ha conseguido poniendo a parir a The Strokes y su nuevo disco. Como siempre, hemos hecho el ejercicio de leerle, y como habitualmente, hemos salido espantados. De nuevo su típica recopilación de tópicos y lugares comunes interpretados como a él le da la gana y redactados con una leve pátina de humor que dura tres frases. Atención a los errores e incongruencias, por ejemplo, reprocharles en el apartado 5 que están forrados y que quizás “ya no les apetezca currar en esto”, cuando él mismo reconoce que el dinero les viene “de familia”, así que desde antes de su primer y adorado para Quico Is this it.
En fin, lean lean…
Los Strokes emergieron hace 10 años como un inesperado viagra para el rock gracias a un disco exacto y excelso, ‘Is this it’, y a una actitud entre niñata y tocacojones. Hoy, convertidos en inevitable dinosaurio en este negocio del show que todo lo pudre, aburren con su cuarto álbum, ‘Angles’. ¿Por qué ya no molan los Strokes? Veamos.
1. Democracia no es rock. Se ha contado hasta la saciedad cómo Julian Casablancas cinceló con puño de hierro ‘Is this it’. Lo que ha venido después es una sosa democracia donde los otros cuatro mangantes aportan sus granitos de arena (‘Angles’ se llama así por ese rollo asambleario). Con escasas excepciones, espejismos la mayor parte de ellas, el pop-rock es cosa de dictadores o si acaso duopolios.
2. El revival 80 remite. Casi en solitario, ‘Is this it’ marcó la agenda ochentista de las tendencias, tal fue su impacto, en la década pasada. Pero la fuerza del lamentable ochentismo remite y los Strokes parecen un revival del revival, un recuerdo del recuerdo. Un rizo demasiado rizado, sobre todo cuando el problema principal es que…
3. …’Angles’ no contiene canciones grandes, importantes. ‘Undercover of darkness’ parece obra de un grupo que intenta copiar el estilo stroke y su estribillo es lo más pactista que han grabado, ‘Two kinds of happiness’ podría ser el penúltimo tema de ‘First impressions of earth’ y el disco, que obviamente suena como un avión, es por momentos un catálogo de sonidos y no de canciones.
4. Sus bromas son chistes repetidos 20 veces. Las citas a Queen, los guiños al pop de playstation de ‘You’re so right’, los bongos en la trastienda de ‘Machu Picchu’… Que sí, que tiene gracia, pero no deja de ser pirotecnia niñata. Los caprichitos se ríen cuando hay canciones detrás. Además, Casablancas cada vez se parece más a Mario Vaquerizo.
5. No son ya una banda y ellos mismos lo reconocen. Más o menos forrados de familia, puede que ya no les apetezca currar en esto. A Casablancas ni le vieron por el estudio, al parecer grabó las voces por internet o por burofax. El otro día le leí a uno en una entrevista: “Queremos volver a ser una banda”. Muy freudiano. ‘Angles’, así las cosas, es un disco frankenstein.
6. Su mayor enemigo se llama ‘Is this it’. Un ex jefe mío decía que lo mejor es enemigo de lo bueno, una verdad como un templo. Un disco tan bueno hace peores, por cojones, a sus hermanos pequeños. Si se desmarcan, porque se desmarcan. Si no, porque no. Pero o llegan al nivel o decepcionan. Es cruel, pero es así.
7. Predecibles. Las canciones de ‘Is this it’ eran un auténtico collage, el minutaje es una de las claves que hacía el disco sorprendente, fresco, inesperado. ‘Room on fire’ aún contuvo destellos potentes, pero desde hace años que los Strokes parecen Mendieta cuando se fue del Valencia: una cosa intrascendente, fofa, cansina, trotona. Dicho lo cual…
8. …ojo al directo. Como quiera que instrumentalmente son un jodido reloj, tendrá su gracia verles plasmar la cosa esta en directo. Y poco más. Nos sorprenderemos bailoteando ‘Undercover of darkness’ en los bares y diremos coño, ¿y si no es tan malo ‘Angles’? Pero sí, recordémoslo bien: un disco para olvidar.
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Escrito por Iñaki Espejo-Saavedra el 5 April, 2011
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