Ayer se ponía a la venta el nuevo disco de Christina Rosenvinge, La Joven Dolores, y la madrileña aprovechó para presentarlo en Fnac de Callao en formato acústico con dos guitarras (Charlie Bautista), un teclado y un violonchelo (Aurora de Boat Beam).
Mientras Twitter y demás redes sociales bullían en contra de la alambicada resurrección de la “Ley Sinde”, Christina comenzó agradeciendo a los presentes haber comprado el disco, con un discurso en mi opinión algo excesivo muy en línea con la postura de los creadores oficiales. “Si no existiera gente como vosotros no podría haber grabado el disco con músicos de verdad y pagarles, sino que lo hubiera hecho con el Garage Band”. No creo que las cosas sean tan extremas.
Tras los aplausos de rigor se hizo un silencio sepulcral y Christina comenzó a desgranar La Joven Dolores primero desde el teclado. Cuentan los que han escuchado ya el disco con detenimiento que las canciones son más luminosas que en Tu Labio Superior. A mí en directo me parecieron lo contrario. Pop cada vez mejor ajustado (el momento compositivo de Christina es indudablemente espectacular), pero también cierta amargura en cuanto a la concepción del amor que impregna todas las canciones. La mejor desde el teclado, “Mi vida bajo el agua”.
Desde la guitarra mantuvo una línea parecida, aunque quizás eché más de menos la percusión que supongo que en directo hará ganar enteros a las canciones. Lo mejor de esta fase “La idiota en mi (mayor)”. Tras el bis, “La noche del incendio”, canción que presentó como “la que no le gusta a nadie y todos han tratado de que no la grabara o que la cambiara”, pero que, por lo menos al público de Fnac, no disgustó en absoluto.
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25 January, 2011 at 12:10
A mí también me ha extrañado lo de la luminosidad que ha escrito Raúl. Creo que se refiere a que no hay nada tan oscuro como ‘Eclipse’ o tan “drama” como ‘Nadie como tú’ o tan tremebundo como ‘Alta tensión’. Yo no diría que el disco es más luminoso, de hecho ella nos ha dicho en la entrevista que le parece más denso, pero sí creo que es menos trágico o intenso, más reposado, etc.
26 January, 2011 at 22:36
Tras escuchar todas las canciones destacaría el papel del acompañamiento instrumental: es más limpio y rico armónicamente que en su anterior trabajo. Así, mejora la cohesión con la línea melódica, a ratos disonante. Quizá sea el “pop cada vez más ajustado” al que te refieres.
Aunque el disco está envuelto en una atmósfera opresiva y desesperanzadora (la soledad de Narciso, la fragilidad de Adán y Eva, la nostalgia rebelde de la mujer de Lot) las canciones, no sé si luminosas, pero sí ágiles, caminan, se mueven.
Ese movimiento constante caracteriza a “La idiota en mi (mayor)” -que en el disco canta junto al músico francés Benjamín Biolay- y a “La noche del incendio” que son, por el momento, mis dos favoritas.