A pesar de los retrasos, cambios y conflictos que ha sufrido la organización del Purple Weekend 2010, e incluso de la repentina paralización del transporte aéreo, la primera jornada del festival se saldó ayer con un éxito indiscutible.
La organización de varios conciertos diurnos y gratuitos repartidos por el centro, a tenor del gran número de público que están congregando, ha sido una decisión acertada. Olvidar el vetusto Estadio Hispánico como escenario principal y buscar una sede alternativa más recogida y con mejor acústica como el Pabellón del Colegio de Huérfanos Ferroviarios (CHF), es lo que mejor que lo podía pasar al festival.
Sin embargo, y sin perjuicio de todas estas merecidas loas, al Purple Weekend 2010 le falta algo, buena parte de su público más fiel y colorista. Por diversas razones buena parte de la escena mod no está este año en León y es una pena para todos. Como dicen hoy en la Crónica de León, “el Ayuntamiento y Juancho y Alejandro han de encontrar nuevamente la concordia”. No quito ni pongo una coma. En cuanto a lo musical, que no olvidemos que es lo importante, estamos viviendo uno de los mejores Purple en los que yo haya estado (cuatro últimos).
Como ya he mencionado antes, el nuevo escenario tiene buena acústica, por lo que permite disfrutar de despliegues sonoros como el de los barceloneses The Excitements, que gracias a su rythm & blues y a su vocalista elevaron varios grados la temperatura del CHF.
Tras ellos y en sustitución de The Fantastics (se quedaron en Londres sin poder viajar por culpa de los controladores), Wau y los Arrrghs!, que en principio estaban programados en las sesiones diurnas. Los valencianos son una banda de garage de energía irreprochable, pero que carecen absolutamente de cualquier tipo de matiz. Tampoco parece que lo necesiten porque su apuesta decidida (y a veces demasiado reiterativa) por el ritmo revoluciona a base de pogos cualquier reciento en el que toquen. Lo mejor de su recital de “canciones de amor para bailar” (en palabras de Juanito Wau), “Copa, raya, paliza” (resumen perfecto del concierto), y la versión de “Demolición” de los verdaderos inventores del punk, los peruanos Saicos.
Para cerrar la noche, palabras mayores, Booker T. Jones armado con un Hammond B3 y un Leslie. El de Memphis, que lleva tocando desde 1962 es historia viva de la música y lo demostró, porque más que un concierto ofreció una clase magistral. Mezclando blues con rock instrumental, rythm & blues, o incluso rap (“Hip Hug Her” cantada por el batería Darian Gray), Booker T. comenzó desgranando su último disco, Potato Hole (2009), para luego dar paso a una colección de grandes éxitos de la música americana de los 60 y 70 firmados por él mismo, “Green Onions” (1962), “Melting pot” (1971), “Time Is Tight” (1969), “Hang ‘Em High” (1968), o tocados en su día como músico de sus autores originales “Ain’t no sunshine” (1971, Bill Withers) y “Sitting on the dock of the bay” (1968, Otis Redding).
La única pega, y a pesar de que Booker T. eligió el ritmo correcto para ir alternando el hammond con otros instrumentos y evitar sonar demasiado instrumental, la excesiva libertad de la que gozó el guitarrista Vernon “Ice” Black, que con frecuencia punteó en exceso y llegó a eclipsar por momentos al propio Booker T.
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5 December, 2010 at 12:24
¡Qué envidia! Me hubiese gustado ir.
5 December, 2010 at 12:55
Conociendo tu lado negro, te hubiera encantado!