2008 es sin duda el gran año de los festivales en España. Aprovechando la pujanza de la música en directo como alternativa de ocio, y espoleadas por el éxito creciente de las propuestas más tradicionales, algunas promotoras han creído ver en este tipo de acontecimientos una gallina de huevos de oro, y han multiplicado sus eventos de forma más o menos coherente e incluso agresiva, hasta un nivel próximo a la saturación.
Por lo tanto, este año hay festivales en la gran mayoría de la geografía española y sobre todo, de todos los colores. Sin ánimo de ser exhaustivos: pop general a mayor (FIB, Summercase) o menor escala (South Pop, Ebrovisión, Sonorama, Faraday), pop en castellano (Contepopránea), rock (Azkena), heavy y otras propuestas melenudas (Kobetasonik, Electic Weekend, MetalWay), electrónica más (Monegros), o menos profunda (Fordward, Creamfields), música adolescente (U-18), propuestas innovadoras (Primavera Sound, Sonar, Tanned Tin), buenrollismo (Viña rock), o incluso, puro y duro mainstream encubierto (Rock in Rio).
¿Aguantarán todos ellos ? ¿Explotará la burbuja? Seguro que en estos tiempos de “leve desaceleración económica”, lo veremos pronto.
De momento, uno de los que más posibilidades tiene de sobrevivir en este marasmo musical es el Bilbao BBK Live, un evento que confeccionando su cartel al sol que cada año más calienta (Metallica y Red Hot Chili Peppers, el año pasado), (The Police y R.E.M éste), se consolida como la mejor opción festivalera de toda la zona norte.
Los responsables, casi 80.000, voluntariosas y en su mayoría veteranas, personas que durante 3 días han llenado la explanada de Kobetamendi aguantando algunas colas, precios desorbitados en unas barras bien atendidas por una legión de gaditanos y sobre todo, una climatología adversa para la cual el reciento no estaba bien preparado, calor primero, lluvia y frío después, y el sábado, un diluvio que trasformó el Bilbao BBK Live 2008 en un infierno de barro y fango que recordaba a Woodstock 1994 o Glastonbury 2007.
En cuanto a lo musical, destacaremos el éxito absoluto de los cabezas de cartel, los grupos del resucitado Sting y de Michael Stipe que, en absoluto estado de gracia arrasaron viernes y sábado respectivamente. En cuanto a la clase media, otros conciertos con gran acogida han sido los de otros grandes clásicos como The Charlatans, Tequila, ZZ Top o Lenny Kravitz. El resto, por motivos más o menos imputables a ellos mismos, han pasado bastante desapercibidos y desgraciadamente, no han pasado de discretos.
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