No soy muy amigo de las recopilaciones, pero en algunas ocasiones, hay que hacer excepciones. Tal es el caso de Motown Gold, un disco tripe con el que la discográfica de Detroit fundada Berry Gordy celebra su 50 aniversario.
La Motown es una de las disqueras más importantes de la historia desde que allá por lo años 60, cuando medio mundo vivía obsesionado con The Beatles, consiguió que se popularizara la música negra. Soul, blues, o rhythm & blues eran ritmos no muy extendidos hasta que bajo la férrea batuta de Gordy, artistas como Marvin Gaye, Stevie Wonder, Smokey Robinson, The Supremes, Martha and The Vandellas, The Temptations, los Jackson 5, o The Four Tops comenzaron a sonar en las radios, los tocadiscos y las fiestas de medio mundo.
La Motown (el nombre por cierto es una abreviatura de Motor City el título popular de Detroit, adivinen por qué), también tiene su lado oscuro que anticipa muchas de las malas prácticas de las mainstream actuales. Gordy era un tirano. Hasta que Marvin Gaye, encumbrado con el What’s Going On, se rebeló, el dueño de la discográfica diseñaba con mano de hierro la línea artística de todos los discos. Por ejemplo, los nombres de los músicos de orquesta, ni aparecían en los créditos.
Gordy llegó incluso a crear uno de los primeros grupos prediseñados de la historia, The Supremes, (antes The Primettes), cuatro chicas analfabetas (luego tres), a las que enseñó y modeló hasta convertirlas, a pesar de Diana Ross, en una banda mítica. Luego vendría el northern soul.
No me extiendo más porque la historia de la Motown la contaba el viernes de forma estupenda el 20 minutos, y la reseña el artista con nombre de arroz de Bollywood, Bassmatti.
Yo ya he pedido en Amazon la recopilación (11 tristes pounds), así que os dejo con un copy/paste que merece la pena:
El precepto para aquella factoría de éxitos era de obligado cumplimiento: KISS. Todos sabían el significado. No era precisamente la palabra en inglés para BESO, sino el acrónimo de Keep it simple, stupid (Hazlo fácil, estúpido). Nada de laberintos: al grano. Panderetas, palmas, un bajo que derribaba todas las inhibiciones, una estructura vocal inspirada en los gospel de llamada y respuesta y compás de cuatro por cuatro… Tan simple y estúpido como todo el buen pop. Irresistibles, de pegada inmediata, inolvidables tras la primera escucha. Con esa fórmula pusieron a bailar al mundo entero hace medio siglo. Algunos todavía no hemos dejado de seguir el ritmo. Con los pies y el corazón.
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Escrito por Flashman el 8 June, 2008
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