“She never meant to call, / she did anyway, /and now he’s trying to find / the words to say / Someday, someday”
Por tercera noche en una misma semana, volvíamos a una Sala Joy Eslava que se está convirtiendo en imprescindible para conciertos de aforo medio en Madrid a costa de la Sala Heineken (algo de agradecer porque la acústica del viejo teatro es bastante mejor, aunque la visibilidad, si no vas con tiempo puede ser peor). Esta vez, en el marco del enésimo festival made in Sinnamon patrocinado por la penúltima marca de alcohol que se gasta los euros del presupuesto de marketing en conciertos (algo que desde aquí no vamos a criticar).
De los ingleses de elegantísima electrónica no sabíamos nada desde el apreciable Tales from turnpike house de 2005, aunque hay rumores de que ya están de nuevo grabando. Así que, sin novedad discrográfica bajo el brazo que presentar, Sarah Cracknell (con aires de madurita sexy), Bob Stanley y Pete Wiggs (hieráticos como siempre), dedicaron su actuación a recuperar las mejores canciones de tinte bailable que jalonan toda su discografía. Alternaron clásicos que, aunque entrados en años, no han perdido ni un ápice de fuerza como “Nothing can stop us”, “Who do you think you are” o “This is tomorrow”, con temas más recientes como “Good Thing”, para terminar con “You’re in a bad way” y “Like a motorway”, seguidas de una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, “He’s on the phone” o cómo vencer la melancolía bailando.
Como pega, únicamente nos quejaremos de lo milimetrada que estuvo toda la actuación que duró una hora escasa sin tiempo ni ganas para sorpresas ni mucha interacción por parte de unos Saint Etienne encantadores pero sosos.
A destacar como anécdota, la boa que utilizó Sarah para colorear una de las canciones y que lanzó al público para que la recogiéramos precisamente nosotros. Descansa en Santa Cruz del Marcenado como depósito tras inenarrable paseíto en Vespa por medio Madrid.
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24 March, 2008 at 17:03
Ahhh, erais vosotros!!! jejeje
Me restregasteis un poquillo la boa cuando salia y me fui con unas plumillas rosas a casa.
Que suerte tuvisteis.