Nada Surf culminaron el año pasado con The weight is a gift un periplo en el que, tras cuatro discos de estribillos contagiosos, guitarras amables y melodías aseadas, alcanzaron la cima artística de un estilo cada vez más olvidado, el power pop. Ganada la madurez, el trío de Nueva York se ha decantado por no estancarse y ha dado una vuelta de tuerca a su sonido, para lo cual ha querido contar con la colaboración de ilustres de la talla de Ben Gibbard (Death Cab For Cutie), John Roderick (Long Winters), Ed Harcourt o Phil Wandscher (Jesse Sykes & the Sweet Hereafter).Con la mente aún puesta en los Teenage Fanclub o The Posies, el grupo de Matthew Caws envuelve sus canciones con arreglos de cuerda (violonchelos sobre todo) y piano desconocidos en anteriores entregas de su coherente discografía, elevando un grado la complejidad de la melodías. Sin demasiadas estridencias, las novedades encajan. Sin embargo, tampoco terminan de seducir del todo. Quizás lastradas por una cierta tendencia a la sobreelaboración o una innecesaria pretensión de alcanzar la balada perfecta, las canciones pierden brío e inmediatez y se vuelven tenues en cuanto a sonido y, en ocasiones, excesivas en cuanto a minutaje.
A pesar de estos peros, sorprende y seduce la creciente y existencial “See This Bones”y, sin duda, mantienen el tipo a base de destellos vocales y guitarras, “Weightless”, “I like what you say”, “From now on” y “Ice on the wing”. En el otro lado, se pierden en el limbo de la emotividad, “Here goes again” o “Whose authority”, y naufragan las inconexas “The Fox” (demasiado barroca), o “The film did not go ‘round” (¿folk americano a estas alturas?).
Agradecidos por el riesgo asumido por Nada Surf, y convencidos de que decepcionarán a muy pocos fans, en el fondo sólo echamos en falta algo de aquella rabia que, hace ya muchos años, hizo tan grande el High & Low.
Más información:
Escrito por Iñaki Espejo-Saavedra el 28 February, 2008
Discos