Arakis presenta la exposici?n retrospectiva sobre Leigh Bowery en el Museo Textil y de la Indumentaria de Barcelona

Xabier Arakistain inaugura el pr?ximo d?a 26 una exposici?n sobre Leigh Bowery en el Museu T?xtil i d’Indument?ria (c/ Montcada, 12-14) de Barcelona.

Arakis(tain) es la comisaria de la exposici?n y aprovechar? el viaje para pinchar junto a Gen?s la noche del jueves a partir de las 23:00 en el Club Trece de Barcelona (Plaza Real, 13).

Leigh Bowery, dise?ador de ropa autraliano afincado el Londres, destaca por ser pionero en ensanchar los l?mites del dise?o textil hasta transformar su obra en un arte multidisciplinar absolutamente revolucionario.

Formaba parte de la escena club londinense de finales de los setenta y principios de los 80 y junto a Vivienne Westwood, Jean Paul Gaultier, John Galliano, Pierre et Gilles, Boy George o Marc Almond frecuentaba locales como el m?tico “Taboo”.

Los dise?os de Bowery, conservados con esmero por su esposa Nicola, han sido cedidos para esta interesant?sima exposici?n originalmente programada en el seno de Bilbao Arte, sala permanente situada en Bilbao la Vieja, de la que tambi?n es comisario Xabier Arakistain.

En el cuerpo extendido del post incluyo la presentaci?n de la exposici?n que hace Arakis en su web, en la que tambi?n puedes escuchar una canci?n compuesta por ella.

Leigh Bowery (Sunshine, Australia, 1961 – Londres, 1994) es un caso excepcional en la reciente historia del arte. Fue una figura destacada de la “club scene” londinense de los 80 y principios de los 90 que consigui? trascender el “dressing up” y dignificarlo como forma art?stica a trav?s de sus perfomances. Cuando se pon?a sus vestidos, su cuerpo escenificaba su propia concepci?n de la est?tica corporal, de la belleza y de su forma de entender el arte, la diversi?n, la elegancia, el sexo, el g?nero y la sexualidad…

La “club scene” londinense de finales de los setenta y principios de los 80 se caracteriz? porque mostraba la necesidad de toda una generaci?n de ser distintos, la libertad para cruzar los g?neros y experimentar la sexualidad, y ese aire inconfundible de mala leche rebelde, heredero del punk, contra la moral dominante. All? se gestaron muchas de las ideas que luego transformadas est?n en la actualidad, por ejemplo, en la moda y en las artes pl?sticas y que han fundamentado la cultura de club que en los 90 se ha impuesto entre las y los j?venes. A su vez, la frescura y la libertad para mezclar disciplinas y explorar sus fronteras, tan t?pica de la cultura de club actual y de la que Leigh Bowery es un precursor, se han convertido en referente y influencia destacada para las nuevas generaciones de artistas.

En Londres, a principios de los 80, Leigh Bowery ya era una estrella y cada noche su presencia en los clubes se convert?a en una suerte de performance de las que afortunadamente ha quedado algo de documentaci?n. Leigh formaba parte de una tropa de “clubbers” entre los que se encontraban Rifat Ozbeck, Vivienne Westwood, Jean Paul Gaultier, John Galliano, Pierre et Gilles, Boy George, Marc Almond, Princess Julia, Rachel Auburn, Nick Knight, y un largo etc de personajes relevantes en la cultura contempor?nea. Leigh siempre llam? la atenci?n. Por una parte, porque hab?a encontrado el camino para trascender su vida nocturna y dignificar el “dressing up”, algo habitual en los y las clubbers, como arte, y por otra, por c?mo se vest?a. Literalmente era una bomba, hac?a todo lo contrario que el resto, mostraba lo que los dem?s suelen ocultar y ocultaba lo que se suele mostrar. El cuerpo de Leigh Bowery escenificaba una concepci?n propia de la est?tica, de la belleza y de su forma de entender el arte, la diversi?n, la elegancia, el sexo, el g?nero y la sexualidad. A medida que su barriga crec?a le daba un mayor protagonismo y elaboraba vestidos e im?genes corporales a partir de sus dimensiones anat?micas, tan alejadas de los c?nones est?ndares.

Leigh deformaba, estiraba y doblaba distintas partes de s? mismo a la b?squeda de formas interesantes, porque le gustaba poner en cuesti?n las ideas que la gente tiene sobre el cuerpo. Posteriormente, Leigh se hizo un hueco en el mundo del arte y prestigiosas galer?as como Anthony d?Doffay o centros de arte contempor?neo, como la Serpentine Gallery, de Londres acogieron sus ya m?ticas performances. Tambi?n, se hicieron c?lebres las fotograf?as que prestigiosos fot?grafos como Annie Leibovitz o Nick Knight hicieron de ?l. Colabor?, como dise?ador de vestuario e incluso a veces como interprete, en los montajes del bailar?n Michael Clark y sobro todo adquiri? notoriedad por su relaci?n con el genial pintor Lucien Freud para quien posaba como modelo. En la ?ltima etapa de su vida, form? un grupo llamado Minty en el que cantaba y bailaba desnudo o vestido y con el que populariz? la famosa performance en la que “par?a” a su amiga, esposa y ayudante Nicola Bowery. Con Minty tambi?n public? un sencillo titulado “Useless Man” que fue n?mero uno en ?msterdam. Desgraciadamente, Leigh muri? antes de conocer el ?xito de su disco y la enorme influencia que ha dejado entre los y las artistas j?venes y entre los grandes creadores de moda de la actualidad. En los ?ltimos a?os Galliano, Westwood o Gaultier han declarado que Bowery era un genio cortando patrones y cosiendo y han homenajeado sus extraordinarios vestidos. Y es que Leigh Bowery creo fabulosos vestidos e im?genes corporales que titulaba individualmente, como “cabeza de tut?” o “fetiche negro”, y que desafiaban constantemente los c?nones est?ndares. Todas las piezas de ropa merecen que se les preste una atenci?n, ya que el corte y la forma sit?an a Leigh entre los grandes dise?adores de ropa de su tiempo.

A principios de 2002, el westend londinense celebr? la figura de Bowery a trav?s del musical “Taboo” compuesto por Boy George, en alusi?n al m?tico club de los 80 que dedicaron exposiciones y ciclos de conferencias a su figura.

Leigh Bowery viv?a en el margen, pero celebraba el estar fuera de las normas en cada ocasi?n, probablemente “la alegr?a” con la que celebr? su “diferencia” es lo que mejor defina su trabajo. Su obra, su legado, que Nicola Bowery guarda con devoci?n y esmero y que tan amablemente puso a nuestra disposici?n para esta retrospectiva, es un verdadero ejercicio de libertad y creatividad.

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